lunes, 8 de marzo de 2010



Al Barça le esperan 13 finales de infarto



A partir de ahora, cada gol marcado sirve, cada gol encajado cuenta y cada detalle puede acabar siendo decisivo para conocer al campeón





Es como si la Liga empezara de nuevo y sólo constara de trece partidos, ante rivales elegidos por sorteo y con todo por hacer. Cómo se ha llegado aquí ya poco importa y lo único en lo que realmente hay que poner todo el esfuerzo es en sumar el máximo de puntos posibles.Llegados a este punto, Barça y Real Madrid suman los mismos 62 puntos y lideran cómodamente la clasificación, muy alejados de sus perseguidores. Es como si se hubieran aislado del resto. Ahora comparten el mismo tapete, la misma mesa y la misma baraja. Cara a cara. El resto se dedican a entrar y salir de la partida de forma aleatoria, semana a semana. Son, más que nunca, trece finales de las que saldrá el campeón. Todo o nada. Los números, además, son casi idénticos, por lo que cada detalle cuenta. Empatados a puntos, el Real Madrid es primero porque tiene una pequeña ventaja en lo que al goal-average general se refiere. Los de Manuel Pellegrini han marcado 67 goles y han encajado 20, lo que les da un saldo favorable de 47 tantos. En cambio, los de Pep Guardiola han marcado seis goles menos (61), pero también han recibido cuatro menos (16), lo que no es suficiente para alcanzar la cifra de los blancos (45). Sin embargo, esta ligera ventaja que ha permitido al Real Madrid recuperar el liderato y a la prensa madridista vestir a su equipo con el disfraz de virtual campeón, puede no ser suficiente. Y es que el Barça cuenta con un as en la manga, el triunfo que logró en el Camp Nou en el clásico de la primera vuelta. El gol de Ibrahimovic puede valer su peso en oro. Todo depende, eso sí, de cómo se desarrolle el encuentro de vuelta en el Santiago Bernabéu. Aunque muchos de los protagonistas no lo vean así, el Real Madrid-Barça de esta temporada puede ser trascendente. No tanto por los puntos que cada uno logre en él, sino también por el resultado, que, en caso de empate a final de la temporada, podría ser decisivo para uno u otro equipo. Es por eso que, en las trece finales que tienen por delante, será importante todos y cada uno de los goles que se vean en los partidos que jueguen blaugranas y blancos. Ante tanta igualdad, todo cuenta.El calendario, además, también tendrá su peso y responsabilidad en el desarrollo del campeonato. Lo primero que se desprende de él es que los de Pellegrini jugarán un partido menos en casa de los que disputarán los de Guardiola. Por otro lado, quedan cinco partidos ante el clásico en el Santiago Bernabéu y, en este tramo de Liga, el nivel de los rivales es bastante similar. Eso sí, los blancos deben visitar el campo del Getafe, en el que sólo han logrado una victoria en sus últimos cinco enfrentamientos. En cambio, los locales se han hecho con tres triunfos. Tampoco encontrarán un buen ambiente para sus intereses en Santander, donde el ‘caso Canales’ ha provocado el enojo de la afición del Racing. El compromiso más complicado para los blaugrana antes del clásico lo afrontan la próxima semana, en casa ante el Valencia.Tras el Real Madrid-Barça, ya no hay margen para el error en ambos lados. Para los de Pep Guardiola, quizás, un poco menos. Sus últimos tres desplazamientos son al campo del Espanyol, del Villarreal y del Sevilla, tres visitas extremadamente complicadas en los que los blaugrana deberán echar el resto para sacar resultados positivos si quieren ser campeones. En casa reciben a Deportivo, Xerez, Tenerife y Valladolid, por lo que el verdadero esfuerzo llegará como visitante. Por su parte, el calendario madridista se suaviza en el último tramo de la Liga. Las visitas del Barça y del Valencia al Santiago Bernabéu son los dos partidos más difíciles que tienen los de Pellegrini en las últimas trece jornadas. Habrá que ver cómo afrontan la presión ambas plantillas. El fútbol que ofrezcan ambos equipos no será suficiente. La mentalidad ganadora que demuestren sus jugadores también será un factor imprescindible.

jueves, 4 de marzo de 2010



Amistoso Francia 0 - España 2

¡Olé, olé la Roja es 'demasié'!

España se luce y gana en Francia 42 años después. Marcaron Villa y Ramos. El rival fue un tiro al palo de Malouda. Broncas a Henry y Domenech.



Tomás Guasch 04/03/2010

España se luce y gana en Francia 42 años después. Marcaron Villa y Ramos. El rival fue un tiro al palo de Malouda. Broncas a Henry y Domenech.-->
Saint Denis es un estadio talismán para nuestro fútbol. Allí ganaron la Champions el Madrid (la pena fue que al Valencia) y el Barça. Y anoche acabó con el gafe de 42 años que llevaba la Roja sin ganar a Francia a domicilio. Y lo hizo entre olés. Los franceses saben de fútbol y pronto comprendieron que no había partido. Que jugaban artistas contra no se sabe qué. Los bleus son un grupo indefinible que mezcla gente de vuelta (Henry) con témpanos (Anelka), tíos irritados (Ribéry), promesas que no explotan (Gourcuff), un doble pivote inútil cual cenicero en motocicleta (Lass y Toulalan) y algún que otro jugador interesante (Sagna, Evra) que es abducido por el no juego del equipo.
Era amistoso, pero la paciencia al respetable se le acabó mediada la segunda parte cuando aplaudieron el cambio de Iniesta, pitaron el de Henry, pidieron la dimisión de Doménech y acabaron juntándose con la extasiada afición española y acompañando sus olés. En París. Que si un día bien valió una misa, ayer valió esta juerga. Y la confirmación de que nuestra selección es 'demasié': la mejor del mundo.
El asunto empezó frío. Más de una vez le costó a la Roja imponer su juego y es natural: el rival está entero, acumula gente por detrás de la pelota y las fuerzas le dan para tapar agujeros. Villa encontró uno, pero controló mal y la bola acabó en Lloris. El segundo agujero descubierto fue gol: Iniesta (que no fue el de siempre, por cierto) lanzó en profundidad a Silva que dejó pasar la pelota para que llegara al Guaje: control, ahí te quedas Escudé y 0-1. Un golazo.
Si pudo haber pelea en el marcador ese tanto la aniquiló. Para ganar a España lo primero es evitar que te marque y lo segundo marcar tú: imposible para Francia. Y acabando el primer tiempo Ramos recibió del inconmensurable Xabi Alonso, recortó y su disparo se coló tras desviarlo fatalmente Escudé para los suyos: no fue la noche del central sevillista. Alonso jugó más arriba de lo habitual, el volante tapón fue Busquets: cosas de Vicente.
El 0-2 convirtió la segunda parte en el partidillo de los jueves en miércoles. España había llegado hasta ahí tocando y tocando, pero a medio gas. Era tanta su superioridad, y tantísimos los compromisos que esperan a los jugadores, que decidió dejarse ir, controlar todos los resortes del juego, pero hacerlo al tran-tran. Fue lo único que nos disgustó: no había nada en juego, pero el fútbol exige intensidad y no conviene ir de sobrado. Uno se acostumbra y acaba llevándose un disgusto. Iker, por cierto, atrapó a Raúl en su partido 102 en una de las noches más tranquilas de su (normalmente antes) agitada vida.
Ahora o nunca.
La zaga española, impecables Piqué, Puyol, Albiol y todos, sólo pasó por un momento crítico cuando Malouda cabeceó al poste un servicio de Cissé. Doménech movió el banquillo y algo mejoró su equipo. España... ¡España puso uno tras otro a Albiol, Xavi, Torres, Navas, Senna y Güiza! No hay selección en el mundo que pueda hacer cambios así. Sí, París se rindió entre olés y todos, franceses y españoles, llegamos a la misma conclusión: campeones del mundo ahora... o nunca.